martes, 15 de febrero de 2011

Cuando no hay otra salida...

Una vez vuelvo a mirar el reloj, la aguja ni siquiera ha dejado pasar un minuto y para mi parece haber trascurrido una eternidad desde que se alejó.


Aun tengo sus besos grabados en mis labios. Aun guardo el recuerdo de lo que fue su cuerpo rozando el mío y ahora me tengo que conformar con quedarme ahí observando como su silueta desaparece en la lejanía.

Y entonces lo pienso una y otra vez ¿Soy el único traicionado por el sentimiento del amor?


Y ahora tengo que darme la vuelta, darle la espalda mientras siento el ardor en mis puños. El ardor de no haber podido golpearle cuando me dijo todas aquellas palabras que penetraron a través de una fina capa de hielo.


No puedo olvidar la gran cantidad de discusiones, el dolor que nos provocamos el uno al otro,... y ahora, de nuevo me remito a alejarme de él.


A cada paso que doy puedo dejar caer una gota de sangre. No tengo ninguna herida, no me duele nada,... ya no. Me acerco a aquella casa enverjada y observo como sus agujas impiden que desconocidos se introduzcan a través del umbral.


Y lo hago, no puedo evitar no hacerlo. Comienzo a apartarme lentamente los trozos de piel que lo envuelven, excavo en la profundidad de mi mismo y me arrebato el corazón de cuajo. Aun latiendo lo clavo en la punta de la verja y sonrío.


No volveré a amar a nadie más




Pero cuando menos me lo espero me doy cuenta de que hay algo que me falta. No es el corazón, no es lo que pudo ser mi amor. Si no mi alma. Pero ya no hay vuelta atrás.




Cuando no encuentres la luz en medio de la oscuridad...


Mis rodillas vencen ante mi peso y comienzo a llorar. Pero no hay ninguna lágrima en mi rostro, no hay nada que me delate... somo unos labios torcidos en dolor. Lentamente me voy hundiendo, la salida esta mucho más arriba de lo que me espero y cuando me decido a ascender es demasiado tarde.


Pero entonces aparecen. Una gran cantidad de manos que intentan alcanzarme desde arriba. Su intensidad me daña los ojos como si no los hubiera abierto en mucho tiempo. Escucho mi nombre, una y otra vez mientras unas gotas de agua chocan contra mí


¿Está lloviendo?


Son ellos que lloran por haberme dejado vencer por la oscuridad. Pero me esfuerzo por tomarles la mano y salir del pozo.


Todos han acudido a salvarme, no han dejado que muera para siempre. Ella es la que se encarga de devolverme el corazón y él el que me golpea por haber hecho tal locura.


Cuando no encuentres la luz en medio de la oscuridad...


...Piensa en aquellos que lucharían por tí...




Y de nuevo sonrío, de nuevo me alegro de poder estar aquí.


Porque no estas solo


Ahora puedo estar orgulloso de tenerlos


Y si no lo haces.... seré yo el que me encargue de hundirte más


Orgulloso de que tu ahora estés aquí




...


¿Podré ser la luz en medio de tu oscuridad?

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