miércoles, 23 de marzo de 2011

Recogiendo los pedazos de los recuerdos

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que valoré lo que tenía. Mucho tiempo desde que pensé en aquellos factores que provocaban mi más efímera felicidad.

Fuimos tres desde el principio, al menos desde que mi mente consigue recordar. Tres personas unidas por un lazo de sangre, dos varones y una mujer. Crecimos juntos, aprendimos juntos y luchamos juntos.

Pero después de cada sol siempre había un enfrentamiento. Discusiones tan corrientes como la caída de hojas en otoño. Pero para cuando la aguja del reloj había completado la vuelta, nosotros de nuevo estábamos bien.

El primero abrió sus alas para volar solo. Desapareció en el horizonte y solo regresaba para asegurarse de que todo seguía bien. Ahora fue la segunda la que decidió marchar, abrió las ventanas de su habitación y se dejó llevar con suaves golpes de viento.

Y ahora estoy aquí, solo, impregnando estas líneas con palabras. Palabras que muchos no entenderán pero detrás de cada letra hay un gran significado. Tres historias diferentes pero con un mismo comienzo y un mismo final.

Y es ahora preso de la soledad cuando me atrevo a decir. Os echo de menos

Nos podrán separar pero eso no cambiará lo que somos, Hermanos.

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